El mercado se prepara para una ventana estacionalmente favorable en el corto plazo. Los últimos cuatro días de octubre y los tres primeros de noviembre han mostrado, durante los últimos ochenta años, una tendencia alcista sorprendentemente constante. Esta pauta estacional, respaldada por décadas de datos, sugiere que el tramo final del mes podría ofrecer un impulso temporal a las acciones.

Según los registros históricos, la tasa de acierto durante este periodo alcanza el 70 %, una probabilidad destacable considerando la amplitud del horizonte analizado. En promedio, el rendimiento medio del S&P 500 en estos siete días asciende a un 1,6 %, aproximadamente siete veces el retorno habitual para una ventana de igual duración. La ganancia mediana, por su parte, se sitúa en torno al 1,4 %, lo que demuestra la consistencia del patrón a lo largo del tiempo.
Incluso los movimientos más amplios tienden a ser positivos: cuando el mercado se ha desplazado más de un 4 % en este intervalo, la inclinación ha sido fuertemente alcista. Este comportamiento refuerza la idea de que el cierre de octubre suele coincidir con reposicionamientos institucionales, ajustes de carteras y entradas de capital asociadas a la nueva temporada de resultados.
Sin embargo, el contexto actual introduce matices. El posicionamiento de los inversores se encuentra ya muy ajustado, con una exposición elevada en activos de riesgo y una volatilidad implícita que apenas ofrece margen de cobertura. Aunque la estacionalidad es un factor poderoso, **la disciplina táctica sigue siendo esencial**, especialmente ante posibles sorpresas macro o decepciones en resultados que podrían amplificar la volatilidad.
En resumen, la historia favorece a los alcistas en esta fase del calendario. Si el patrón se repite, el mercado podría disfrutar de un breve respiro, impulsado por flujos estacionales y optimismo de cierre de mes. No obstante, **aprovechar este viento de cola requiere gestión prudente**, stops claros y una lectura cuidadosa de la amplitud del mercado. En entornos tan concentrados, la línea entre el impulso técnico y el exceso de confianza es cada vez más delgada.
