- Descubre por qué la mayoría de los problemas emocionales en el trading no se resuelven con psicología, sino con entender lo que realmente causa las pérdidas. La explicación es bastante simple.
- Artículo publicado en Hispatrading 64.
Los rendimientos en los mercados financieros provienen, en última instancia, de varios factores generales, como el momentum (persistencia en el movimiento direccional); el valor (tendencia del precio a oscilar por encima y por debajo de uno o más criterios de valoración); la volatilidad (movimiento absoluto del precio); y el carry (rendimientos derivados de mantener el activo, como ocurre con los dividendos o el roll-down).
Lo que diferencia a los gestores de activos de los traders es que los gestores intentan obtener rendimientos de todos los factores. No necesariamente buscan predecir qué factor proporcionará los mejores rendimientos en el próximo periodo. Más bien, construyen una cartera que logre rendimientos favorables en distintos escenarios basados en factores. Un concepto central en la gestión de activos es el rebalanceo de la cartera. Si no se rebalancea, la cartera queda sobreexpuesta al factor que ha funcionado mejor recientemente y subexpuesta a los que no han tenido buen rendimiento, dejando al gestor vulnerable cuando cambian los patrones de dominio entre factores.
El trader tiende a centrarse en un solo factor y solo ese. Tal vez el trader opere con momentum/tendencias; tal vez confíe en patrones de reversión a la media; o construya una cartera de dividendos. Inevitablemente —y esto es especialmente cierto en los traders de corto plazo— el operador intenta reducir los rendimientos a un factor preferido. En ese sentido, el trader es un poco como los ciegos que intentan describir un elefante: uno se enfoca en la cola, otro en la pierna, otro en la trompa. Ninguno capta realmente el aspecto del elefante.
Cuando un trader declara que es, digamos, un trader de momentum, lo más probable es que gane dinero cuando el momentum sea el factor dominante, y pierda cuando dominen el valor u otros factores. No tendrá nada que ver con la psicología, aunque las pérdidas sí pueden traer consecuencias psicológicas además de monetarias. El trader pierde por la misma razón que el ciego no logra describir el elefante: la simplicidad se ha convertido en una excesiva simplificación.
Una vez que un trader se define como un trader de X, donde X representa una exposición a un factor, el destino está echado. Habrá ganancias y pérdidas, y un rendimiento inconsistente. Justo cuando el trading va bien y el riesgo aumenta, el dominio de factores cambiará y las pérdidas crecerán. Cuando el trading va mal y el operador adopta por fin un nuevo enfoque, el estilo anterior volverá a ser favorable. Todo esto genera frustraciones y pérdidas. Sin embargo, el problema de fondo es la necesidad de adaptar los mercados al estilo de trading, en lugar de encontrar formas de operar que se adapten al comportamiento del mercado.
Ninguna disciplina, mindfulness, autoafirmaciones, control emocional o establecimiento de metas servirá de nada si estás tocando solo una parte del elefante e intentas adivinar cómo es el todo.
El mayor cambio en mi propio trading ha sido la adopción de un marco basado en ciclos para pensar los mercados. En algunas fases del ciclo de mercado, domina el momentum/tendencia. En otras fases, predomina la reversión a la media o el valor. Algunos momentos del ciclo presentan mayor volatilidad y correlación; otros, menor. Saber en qué parte del ciclo estamos determina si conviene seguir el movimiento del precio o hacer lo contrario; si los regímenes continúan o cambian.
Los ciclos no nos ofrecen una imagen infalible, pero sí nos permiten movernos y explorar antes de asumir cómo es el elefante. Experimentamos interrupciones emocionales cuando intentamos forzar a los mercados a encajar en un marco rígido. Un marco flexible nos permite mantener el equilibrio emocional, al adaptarnos a los ciclos del mercado en lugar de esperar que los mercados se ajusten a nuestras preferencias como traders.
