Tras meses de debilidad y volatilidad extrema, el gas natural acaba de activar una señal técnica de “base breakout” —rompimiento de base— que muchos analistas esperaban como posible punto de inflexión. Se trata de un patrón poco común: el precio ha alcanzado un máximo de seis meses, aunque todavía sin superar los niveles de nueve meses, lo que indica que la ruptura es incipiente pero aún no confirmada.

El historial estadístico de esta señal es mixto. Cuando el gas natural logra este tipo de rompimientos tras largos periodos de consolidación, el rendimiento promedio a tres meses ha sido positivo, con una tasa de acierto del 68 %. Sin embargo, ese impulso tiende a desvanecerse en el mediano plazo: a seis meses, la tasa de éxito cae drásticamente al 36 %. En otras palabras, los repuntes iniciales suelen ser fuertes, pero también frágiles.
La historia también muestra una divergencia interesante con las acciones del sector energético. En ciclos anteriores, compañías como CTRA o EQT no replicaron la magnitud de los movimientos del gas, quedando rezagadas. Este desacoplamiento sugiere que la oportunidad podría estar más en el propio commodity que en los valores vinculados a su producción o exploración.
El contexto actual añade complejidad: los inventarios se mantienen por encima de la media, la demanda estacional de invierno podría verse afectada por un clima más cálido, y las exportaciones de GNL continúan sujetas a factores geopolíticos. Aun así, los traders más técnicos destacan que una ruptura sostenida por encima de los máximos recientes podría confirmar el inicio de una fase de recuperación más estructural, siempre que venga acompañada de un repunte en el volumen.
En este punto del ciclo, el gas natural parece encontrarse en un escenario de alta volatilidad y potencial especulativo. Si la señal de base se mantiene y los compradores logran defender los nuevos soportes, el repunte podría extenderse durante varias semanas. No obstante, los antecedentes sugieren que este tipo de setups rara vez se convierten en tendencias de largo plazo sin un cambio fundamental en la oferta o la demanda global.
Conclusión: el gas natural podría estar iniciando un rebote técnico atractivo, pero no necesariamente un nuevo ciclo alcista sostenido. Las oportunidades parecen centrarse más en el commodity en sí que en las acciones del sector. Como en otras ocasiones, el reto no será detectar el fondo, sino salir a tiempo antes de que el rally se diluya.
