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Ben Carlson es gestor de carteras para instituciones e inversores en Ritholtz Wealth Management LL. Escribe habitualmente sobre gestión patrimonial, inversiones, mercados financieros y psicología del inversor.
Ben Carlson / Ritholtz Wealth Management LL

 

Ha sido un año agitado en el mercado bursátil:

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El S&P 500 subía alrededor de un 5% en el año hasta mediados de febrero. A partir de ahí, la tendencia fue más o menos descendente.

Al final de la primera semana de abril, el mercado había caído más de un 15%, lo que supuso una corrección del 18,9% desde el pico hasta el mínimo.

Esto es un clásico “puke and rally” (caída brusca seguida de recuperación), algo que ocurre más a menudo de lo que se piensa.

Este comportamiento representa bien la relación entre riesgo y recompensa: puede haber cifras verdes incluso cuando las rojas han sido bastante intensas, aunque a veces las caídas terminan en pérdidas anuales.

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Desde 1950 ha habido 41 años con una caída intranual de dos dígitos en algún momento del año.

Obviamente, hay años en que una corrección deriva en un mal resultado. En 16 de esos 41 años con caídas pronunciadas, el S&P 500 terminó el año en negativo. Ocho de esos años cerraron con pérdidas de dos dígitos. Eso es el riesgo.

Ahora viene la parte interesante: el mercado suele estar “caído” pero no “acabado”. Hemos tenido muchas situaciones de caída y rebote.

En esos 41 años con caídas de más del 10% durante el año, el mercado terminó en positivo 25 veces, lo que representa un 61% del tiempo.

Es una tasa de acierto impresionante para años con correcciones. Y de esos 25 años en los que el mercado cerró en verde, en 16 ocasiones lo hizo con ganancias de dos dígitos.

Piénsalo bien: los años con correcciones del 10% o más tienen más probabilidades de cerrar con ganancias que con pérdidas. Además, hay muchas más ganancias de dos dígitos que pérdidas de ese tamaño.

Las correcciones pueden ser dolorosas, pero no siempre son el fin del mundo.

A menudo es difícil separar la causa de la corrección de la corrección en sí. Esta parece distinta por la guerra comercial y toda la incertidumbre que ha generado.

Pero desde una perspectiva puramente histórica, el comportamiento del mercado este año es perfectamente normal.

Claro que el año no ha terminado. El mercado podría volver a desplomarse.

Ha habido ocasiones en que el mercado cae, se recupera y luego vuelve a caer en el mismo año.

La última vez que esto ocurrió fue en 2018. El mercado cayó un 10% a principios de año, se recuperó y luego perdió un 20% hasta la víspera de Navidad.

Irónicamente, esa caída también se produjo durante la última guerra comercial.

En algunos aspectos, parece que el mercado siempre nos sorprende. En otros, parece que el mercado está constantemente repitiéndose, pero por razones diferentes.

Reconforta saber que el patrón de “caída y rebote” es perfectamente normal.

La parte difícil es no saber si, y cuándo, el mercado volverá a enfermar.