Un hallazgo fascinante de la investigación en el campo de la psicología es que los cambios duraderos en el pensamiento, el sentimiento y el comportamiento requieren el procesamiento de nuestra experiencia en estados de mayor activación emocional. Cuando estamos en nuevos modos de conciencia, nos volvemos más abiertos a nuevas formas de vernos a nosotros mismos y al mundo. Una de las puertas de entrada más poderosas a los cambios en nuestros estados de conciencia es el cuerpo. Vemos esto en la meditación, el yoga y la hipnosis. También vemos este principio en funcionamiento en la psicoterapia, cuando la experiencia emocional mejorada de una relación con un terapeuta nos ayuda a ponernos en contacto con los sentimientos y abre la puerta a nuevas perspectivas sobre nosotros mismos. Piense en ejercicios de visualización en el trabajo conductual o ejercicios de diálogo interno en la terapia cognitiva. Cambiamos nuestra visión cambiando nuestro hacer.
Por supuesto, no necesitamos estar en terapia para mejorar nuestros estados de conciencia y nuestros estados físicos. De hecho, hay mucho que decir sobre el uso de nuestro estado físico durante el día para evitar caer en los surcos de la rutina. La investigación en psicología nos dice que los altos niveles de experiencia emocional positiva (bienestar) son esenciales para una productividad y creatividad óptimas. Una dimensión importante del bienestar es nuestro nivel de energía. No podemos pretender ser personas dinámicas o artistas viviendo en cuerpos estáticos.
Muchos de nuestros esfuerzos de cambio más exitosos comienzan con el cuerpo. Podemos usar nuestros cuerpos para programar nuestras mentes, como en la biorretroalimentación y la autohipnosis, lo que nos permite un mayor acceso a nuestras intuiciones «viscerales». En un artículo anterior, señalé que lo que interiorizamos depende mucho más de lo que hacemos que de lo que decimos y pensamos. La forma en que movemos el cuerpo tiene un gran impacto en nuestra psicología. Piense en cómo los diferentes tipos de baile impactan nuestra experiencia; piense en cómo usamos el anclaje para cimentar nuevos comportamientos. A través de las grandes tradiciones religiosas y espirituales del mundo, vemos cómo el cuerpo es una puerta de entrada al cambio, como en el caso del ayuno y el cambio del cuerpo durante la oración.
En su perspicaz y práctico libro Body Aware, Erica Hornthal, terapeuta licenciada y terapeuta de baile, explica cómo utilizar el cuerpo para promover el cambio no se trata solo de ejercicio físico. La forma en que nos movemos, de hora en hora y de día en día, tiene un gran impacto en nuestra experiencia de nosotros mismos. «Es a través del cuerpo que se produce un cambio permanente, que en última instancia trae nuevos patrones de pensamiento y habla… Debemos abordar cómo el cuerpo está conectado, o en algunos casos ‘mal conectado’, para reconectar fundamentalmente la mente. Un cuerpo que se estira por nuevas experiencias cambia las dimensiones de la mente para siempre» (p. 74).
¿Será que así como leemos a los demás a través de su “lenguaje corporal”, procesamos nuestras experiencias de nosotros mismos a través de nuestros estados corporales? ¿Qué pasa si continuamente leemos nuestro propio lenguaje corporal e internalizamos lo que estamos leyendo como nuestra propia imagen, autoconcepto y autoestima? Como traders, podríamos llevar diarios religiosos, estudiar mercados y colaborar con otros, pero si estamos físicamente inertes, no comemos bien y no dormimos lo suficiente, ¿podemos esperar estar realmente abiertos a nuevos aprendizajes de nuestras revisiones y trabajo en equipo? Podemos establecer metas y esforzarnos por lograr un mayor rendimiento, pero si nos experimentamos a nosotros mismos como estáticos y limitados, ¿alguna vez interiorizaremos verdaderamente la mentalidad correcta? Como señala Erica Hornthal, una mentalidad resistente comienza con un cuerpo resistente.