Como bien sabemos, aquellos que observamos los mercados, lo que pensamos viene influido en gran parte por lo que nos rodea. De tal forma, que si hoy tengo una determinada opinión sobre lo que quiera que sea, tendré que ser consciente que habrá sido mi entorno, en un porcentaje muy alto, el que habrá decidido por mí. Tener esto claro nos puede ahorrar más de un susto. Gran cantidad de estudios nos han demostrado mediante la psicología conductual que el ser humano es presa de su entorno, pero el experimento que traemos hoy no solamente nos hablará de la presión de grupo, sino de hasta qué punto lo que vemos puede influir en nuestro estado sin que nadie nos presione a pensar así.

 

Querido lector te presento la teoría de las ventanas rotas. Derivada del siguiente experimento realizado por el psicólogo Philip Zimbardo. Nos ponemos en situación. Colocó un coche aparcado en el barrio del Bronx, como todos sabemos un lugar donde no creo que buscará piso doña París Hilton, con las puertas abiertas y en un estado manifiestamente dañado. Resultado, a los pocos minutos quedaba poco más que el chasis, ya que aquellos que pasaban por allí sospechosamente se veían tentados a colaborar en el menoscabo de la integridad física del coche, propinándole algún que otro golpe y sustrayendo alguna que otra pieza. Alguien podría pensar que dado el barrio, en el que el profesor tuvo la feliz idea de colocarlo, no era precisamente de alta alcurnia, pues sería como dejar el caramelo en la puerta de un colegio. El resultado sería el esperado. Sigamos para convencer a los escépticos.

El psicólogo con poco cariño a los automóviles probó llevando el coche al barrio de Palo Alto, conocido precisamente por ser la antítesis del Bronx, grandes mansiones y gente bien. Después de observar como nadie seguía el mismo patrón de conducta que sus homólogos del Bronx, algo que podría ser de esperar ya que el coche se encontraba en un estado idéntico, decidió dañar un poco más su estado propinando varios golpes a la carrocería y dejando el estado de la misma más dañado aún. Una vez se retiró y empezó a observar a quienes pasaban por allí vino el milagro, los transeúntes se empezaron a comportar al igual que los del primer grupo colaborando en la tragedia física para el pobre automóvil. Y es que parece que la “ayuda extra” que se dio dañando un poco más el estado del coche, era la “motivación” que les faltaba a los puritanos habitantes de Palo Alto. Conclusión, las emociones son contagiosas y el hecho de ver algo descuidado hace que quienes observan esa situación sientan el mismo poco respeto por el objeto abandonado.

Los ayuntamientos bien saben esto, si una pintada en la pared no es borrada inmediatamente, lo más probable es que empiecen a multiplicarse las mismas alrededor. Esto es aplicable al resto de mobiliario urbano.

¿Lección? Podemos sacar muchas. Parece que cuando un hábito no se corrige rápidamente este tiende a extenderse como una plaga. Pequeños detalles acaban haciendo un todo. Por ejemplo, ¿podría ser el origen de una mala salida de una posición el haber realizado una mala entrada? Muy probablemente. Y es que una gran cadena de errores consecutivos comienzan con uno pequeño. Lo importante está en los detalles.

Y viendo como el estado de un objeto altera el comportamiento de todos aquellos que están observando. ¿Podríamos sacar alguna lección viendo como la “masa” actúa?  Por supuesto, cuidado con la euforia colectiva porque te hará pensar y actuar del mismo modo, cometiendo los mismos actos imprudentes que el resto. Cuidado con el pesimismo generalizado porque te hará llevar a desperdiciar interesantes oportunidades. Eslogan, compra cuando veas sangre en las calles y vende después de ver euforia.

 

Alejandro de Luis se declara a sí mismo como un entusiasta de los mercados financieros, es uno de los referentes en su profesión avalándole los resultados. Después de desarrollar su carrera como trader de una sociedad bursátil Alejandro está centrado en la gestión propietaria siendo además responsable de una sala de trading en la que cada día deja ver a quienes asisten a ella como se desenvuelve con el mercado en tiempo real, sin más medios que el mercado y él. Además es autor de «En la ola del mercado» y editor junto con Hispafinanzas, de la primera revista de trading en castellano: Hispatrading Magazine. En ella se juntan las principales figuras tanto del ámbito nacional como internacional.

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