Uno de los grandes dilemas en el trading en saber cuántas herramientas elegir para poder realizar nuestras operaciones. ¿Qué indicadores mirar? ¿Medias móviles, osciladores, etc? Un auténtico mareo.
Si algo caracteriza a quienes comienzan a estudiar un poco todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición y que pueden acompañar a un gráfico, es el poner todas en la pantalla. De tal forma que lo que se ve en la pantalla ya no es un gráfico, sino algo más parecido al Guernica de Picasso. Cinco medias móviles por aquí, siete indicadores, Fibonacci compaginado con Gann y Dios sabe que más.
Lo que sí es verdad es que muestran una falsa sensación de control que, tarde o temprano, el trader novato acaba pagando. Tener todas esas ayudas provoca que el estudio parezca más profesional y sensato. No obstante, en vez de automatizar la entrada, el trader lo que hace en cada operación es fijarse en un indicador distinto o en una media móvil diferente, lo que no hace más que liar y confundir a quien intenta adquirir un mínimo de experiencia útil.
Es mucho más fácil intentar encontrar algo que nos lo de todo hecho, como cuando coges la calculadora para sumar dos más dos o le preguntas a tu mujer dónde ha puesto tu corbata antes de abrir el armario. Pero en el trading, ¿es siempre la mejor opción?
Hay muchas personas que miran con cierto aire de escepticismo a quien afirma que hay que simplificar las cosas, pero es básico aplicar esto en el trading.
Veamos un ejemplo televisivo en la serie Urgencias, un éxito en Estados Unidos. En realidad, nos fijaremos en el hospital Cook de Chicago, en que se inspira esta serie. Un precioso hospital, por fuera, construido a principios del siglo XX, en el que se ha avanzado siempre a golpe de necesidad por la urgencia de atender a aquellos que llegaban constantemente heridos por los gánsteres de la zona.
Un ejemplo de hospital con pocos recursos, pacientes necesitados y médicos entregados. Pese a los esfuerzos de los profesionales, la falta de recursos y las pésimas condiciones en las instalaciones provocaban que la atención a los pacientes se colapsara constantemente. Momento en el que llegó a la presidencia del departamento médico del centro Brendan Reilly, quien pudo ver de primera mano como los más de 250.000 pacientes que pasaban por urgencias al año ocupaban unos pasillos atestados de gente.
Un número considerable de los que acudían a urgencias se quejaban de estar sufriendo un ataque al corazón, por lo que ocupaban más camas, enfermeras, médicos y permanecían tiempo que cualquier otro paciente en el centro, debido a que el protocolo de tratamiento y diagnóstico era largo y complicado, a la vez que, en muchos casos, infructuoso.
Ante esta situación, pocos recursos y un diagnóstico largo y, hasta que no se completaba, poco efectivo, ¿qué medida se adoptó?
Pues ni más ni menos que, en 1996, acudir un diagnóstico dado en la década de 1970 por Lee Goldman para determinar si ese dolor torácico debía tener un tratamiento urgente. En vez de tener al paciente unos tres días en el hospital para el diagnóstico, se sustituyó a éste por el algoritmo de Goldman. Una vez hecho el electrocardiograma, se debía tener la respuesta a estas tres preguntas:
1 ¿Corresponde el dolor del paciente a una angina inestable?
2 ¿Tiene el paciente líquido en los pulmones?
3 ¿Tiene el paciente una presión arterial sistólica inferior a 100?
Con este sencillo test se conseguía saber con un 95% de exactitud la gravedad del asunto, frente al 80% de acierto con los medios tradicionales en los que se realizaba multitud de pruebas.
¿Por qué es importante todo esto?
Porque siempre damos por sentado que, a la hora de tomar decisiones, cuanta más información tengamos, mejores resultados obtendremos. No obstante, esto es difícil llevarlo a la práctica. Pongamos un ejemplo.
¿Qué pasaba si a quien se realizaba la prueba con el algoritmo de Goldman dando negativo era una persona con hipertensión, mayor, estresada y sobrepeso?
Sería sin duda para quien hace la prueba más difícil tomar la decisión de mandarlo a casa, pero según el algoritmo la influencia de estos factores en el resultado de la prueba es tan reducida que es posible establecer un diagnóstico sin tenerlos en cuenta.
Algo parecido nos pasa en el trading: creemos que cuanta más información manejemos, mejores resultados vamos a tener. Como hemos visto, no siempre tiene por qué ser cierta esta afirmación. No obstante, la mayoría de los traders siguen queriendo tener mil herramientas cuando ven sus gráficas.
¿Qué opina usted? ¿Menos es más?