headshot jay thumbnail

Jay Kaeppel es analista cuantitativo colaborador habitual de los principales medios internacionales como CNBC, así como colaborador destacado en SentimenTrader.com y la revista Stocks and Commodities, una web de referencia internacional con suscriptores en más de 50 países.
Jay Kaeppel / Sentimentrader.com

 

La política monetaria y la inflación son dos de los factores más influyentes en el devenir de la economía y de los mercados financieros. Un ajuste en los tipos de interés, un cambio en la oferta monetaria o un repunte inesperado en los precios pueden alterar tanto la percepción de los inversores como las valoraciones en bolsa. En este sentido, los analistas prestan cada vez más atención a cómo se perciben estas variables, no solo a su realidad estadística.

La historia demuestra que los extremos en el sentimiento de miedo suelen anticipar importantes repuntes en el mercado. Cuando la mayoría de inversores teme lo peor, suele significar que lo más negativo ya está descontado en los precios. El mercado, como mecanismo anticipador, tiende a proyectarse seis a nueve meses en el futuro, descontando en el presente las expectativas de lo que vendrá. Así, los momentos de mayor pesimismo pueden convertirse en terreno fértil para el inicio de un nuevo ciclo alcista.

image 19

Dentro de este análisis, existen dos conjuntos de datos poco conocidos que miden específicamente el sentimiento respecto a la política monetaria y la inflación. Aunque no son seguidos con la misma atención que otros indicadores de confianza o volatilidad, su utilidad reside en que capturan la percepción de los inversores sobre factores que directamente afectan al costo del capital y al poder adquisitivo. En las últimas semanas, ambos indicadores han lanzado señales que vale la pena observar de cerca.

Lo interesante de estos datos es que muestran cómo, a pesar de las tensiones inflacionarias y las dudas sobre los próximos pasos de los bancos centrales, el miedo podría haber alcanzado un punto extremo. De confirmarse, estaríamos ante una situación en la que el pesimismo actual ya estaría reflejado en las cotizaciones, dejando abierta la posibilidad de que los próximos meses se caractericen por un rebote sostenido en los mercados.

El estudio del sentimiento resulta valioso porque la naturaleza humana no cambia. Los ciclos de euforia y miedo se repiten con independencia de la época, y entender en qué punto del ciclo se encuentra la psicología del inversor puede marcar la diferencia entre adelantarse al mercado o quedar atrapado en la corriente general. Como apuntan numerosos estudios, los mejores retornos suelen alcanzarse cuando la mayoría ha tirado la toalla, no cuando reina el optimismo generalizado.

En definitiva, la combinación de política monetaria, inflación y sentimiento crea un triángulo decisivo para interpretar el futuro del mercado. Si bien es imposible predecir con exactitud la dirección de los precios, la lectura de indicadores poco convencionales puede ofrecer una ventaja competitiva. Hoy, esas señales apuntan a que, pese a los temores presentes, los mercados podrían estar más cerca de una recuperación de lo que muchos piensan.