Dean Christians es un analista veterano especializado en la investigación de mercado y trading de Wall Street, con más de 25 años de experiencia. Sus análisis y señales de trading son de las más valoradas entre los profesionales del sector financiero.
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El S&P 500 ha cerrado por encima de su media de 20 sesiones durante 55 jornadas consecutivas, una racha que subraya la fuerza del impulso actual en el mercado. Este tipo de comportamiento no es común, y suele aparecer en las primeras o intermedias fases de tendencias alcistas sostenidas.

Históricamente, cuando el índice de referencia ha mostrado una racha similar de cierres consecutivos por encima de su media de 20 días, los resultados posteriores han sido muy positivos. En concreto, el S&P 500 ha subido el 93% de las veces durante los tres meses siguientes a estas señales. Eso sitúa esta señal como una de las más consistentes dentro de los indicadores de amplitud y momentum de corto plazo.

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Este tipo de rachas indican algo más que un simple optimismo puntual: muestran una presión compradora persistente. No se trata de una subida brusca impulsada por noticias o eventos específicos, sino de una base sólida en la que el precio se mantiene por encima de un promedio móvil clave durante varias semanas, incluso cuando surgen retrocesos menores.

Además del índice general, sectores clave como tecnología e industriales también presentan una fortaleza similar. Ambos sectores lideran la lista de subíndices con más días consecutivos por encima de la media de 20 días, lo cual refuerza la idea de que no estamos ante un rally aislado de pocas acciones, sino ante un avance amplio que involucra a segmentos cíclicos y de crecimiento.

En términos de análisis técnico, la media de 20 días suele actuar como referencia para identificar el sesgo de corto plazo. Cuando un índice o activo se mantiene por encima de esta media durante tanto tiempo, es habitual que los traders interpreten cualquier retroceso hacia la media como una oportunidad de compra en tendencia. Esto, a su vez, alimenta aún más la persistencia de la subida.

Este patrón también ha sido consistente en entornos macroeconómicos diversos. En ocasiones anteriores, estas rachas se han dado tanto en mercados post-crisis como en fases de expansión económica estable. Lo relevante es que la señal tiende a producirse en momentos en que el mercado digiere ganancias previas de forma ordenada, sin mostrar síntomas de agotamiento inmediato.

Desde una perspectiva táctica, estos entornos tienden a favorecer estrategias de momentum, donde los activos que han mostrado fuerza relativa continúan liderando. Además, si el mercado mantiene esta dinámica, podría animar a los inversores institucionales que aún están infraponderados a entrar al mercado, creando una posible presión compradora adicional.

No obstante, como en toda señal técnica, no se trata de una garantía absoluta. Aunque el 93% de éxito histórico es impresionante, siempre hay que considerar el contexto. En ciclos anteriores, las pocas ocasiones en que esta señal falló coincidieron con eventos externos disruptivos o con techos de mercado ya muy avanzados, donde el impulso había empezado a agotarse internamente a pesar del precio.

Por ahora, la amplitud del mercado se mantiene positiva y los indicadores de liquidez no muestran señales de deterioro. Las condiciones actuales sugieren que aún hay margen para que esta tendencia continúe, especialmente si se mantiene el liderazgo sectorial de áreas clave como tecnología, industriales y consumo cíclico.

En resumen, el cierre del S&P 500 durante 55 sesiones consecutivas por encima de su media de 20 días no solo es un dato estadístico interesante, sino una confirmación más de que la tendencia vigente cuenta con fundamentos técnicos sólidos. Para los inversores que buscan señales de entrada o confirmaciones del entorno actual, este tipo de comportamiento proporciona un respaldo adicional para mantener posiciones largas o para rotar hacia sectores líderes.