Una vida heroica es aquella impulsada por un propósito noble, un sentido de misión que lo absorbe todo. En los artículos anteriores hicimos la pregunta: «¿Cuál es el camino hacia tu grandeza?» y exploré lo que contribuye a la grandeza en la vida y el trading. Cuando pensamos en las heroínas y los héroes del día a día, inevitablemente nos enfocamos en personas cuyas vidas se han dedicado a un propósito noble y que han persistido frente al desafío para lograr cosas que mejoren el mundo. No todas las obsesiones son caminos hacia la grandeza: muchos traders se obsesionan con los altibajos de los mercados, pero nunca invierten en las habilidades, herramientas y procesos que construirían su dominio. Sin embargo, es difícil imaginar una gran vida que no tenga un sentido general de misión que se convierta en un enfoque y tema singular. Una gran vida no se puede vivir al azar o cómodamente. Tiene que estar impulsada por una misión, en la que la actividad se organice en torno a propósitos y desafíos constructivos.
Como señaló Ayn Rand, podemos perdonar a muchas personas y sus defectos, pero «no a aquellos que carecen del coraje de su propia grandeza». Es difícil imaginar una traición mayor que evitar lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Para muchos de nosotros, la grandeza parece ser un puente demasiado lejano. El enfoque de solución en psicología ofrece una perspectiva muy diferente. Nos dice que la respuesta a nuestros desafíos no es simplemente arreglar nuestros problemas. Más bien, necesitamos identificar lo que estamos haciendo actualmente, incluso en pequeña medida, para ser la persona que buscamos ser. La grandeza consiste en hacer más y más de lo que ya estamos haciendo cuando estamos en nuestro mejor momento. En los talentos y pasiones que experimentamos en el presente, podemos identificar nuestro futuro: nuestras misiones y nuestros caminos hacia la grandeza.
El primer paso hacia una vida impulsada por la misión es vivir una hora y luego una mañana y luego un día absortos en un propósito que nos habla y nos da energía. Sabemos que estamos en el camino de nuestra misión cuando alcanzamos los estados máximos descritos por Maslow en los que estamos completamente absortos en lo que estamos haciendo. Esos estados de flujo son aquellos en los que encontramos nuestra mayor creatividad y productividad. Para muchos de nosotros, esos momentos de flujo son muy pocos y fugaces, pero *ocurren*. Nuestro desafío es identificar lo que estamos haciendo cuando nos apasiona más y convertir esos momentos cumbre en un sentido perdurable de misión. Una vez que reconocemos que la grandeza no es un punto final, sino más bien un proceso para vivir la vida, nuestra misión se vuelve clara: vivir cada día de manera significativa, decidida y creativa en la búsqueda de una búsqueda digna de nuestros mayores esfuerzos.