Las acciones no han reaccionado bien durante los primeros 50 días desde la investidura del presidente Trump. El comportamiento del S&P 500 en este periodo ha sido decepcionante, y eso ha llamado la atención de analistas técnicos e históricos por igual.
En ciclos anteriores donde el S&P 500 tuvo un mal inicio tras una nueva investidura presidencial, el patrón a menudo continuó con debilidad sostenida en los meses siguientes. Aunque no siempre es prudente atribuir razones políticas a los movimientos del mercado, los datos sugieren que un arranque flojo tiende a prolongarse cuando el mercado no muestra entusiasmo inicial hacia el nuevo liderazgo.
Este comportamiento contrasta notablemente con los casos en que los inversores compran con fuerza en los primeros días de una nueva administración. Históricamente, cuando el mercado reacciona con optimismo tras una toma de posesión, suele mantenerse firme, generando rendimientos positivos en los meses siguientes. En cambio, las reacciones frías tienden a presagiar correcciones más amplias.
En esta ocasión, el mercado parece estar descontando las políticas comerciales del presidente Trump, en particular su enfoque sobre los aranceles. La retórica proteccionista y los movimientos bruscos hacia guerras comerciales han generado una reacción negativa, que se refleja en el comportamiento lateral o bajista del índice.
La incertidumbre sobre el impacto económico de las tarifas impuestas ha hecho que los inversionistas opten por una postura más defensiva. A diferencia de periodos anteriores donde se esperaban reformas fiscales expansivas o medidas pro-crecimiento, esta vez el temor es que las políticas puedan frenar el comercio internacional y reducir los márgenes corporativos.
La historia también nos dice que cuando la reacción inicial del mercado es negativa tras una toma de posesión, suele haber mayor volatilidad. Los datos sugieren que el sentimiento permanece frágil, y que los compradores no están dispuestos a asumir riesgo sin señales claras de estabilidad económica o política.
En conclusión, aunque es prematuro hacer afirmaciones absolutas, la pobre reacción del mercado en los primeros 50 días del nuevo mandato no es una buena señal. Si el patrón histórico se mantiene, podríamos ver un semestre desafiante para las acciones, especialmente si las tensiones comerciales no disminuyen.
Como siempre, la historia no se repite exactamente, pero a menudo rima. Los inversores de largo plazo harían bien en observar no solo los fundamentos económicos, sino también el sentimiento general del mercado, especialmente en periodos de transición política con fuerte carga ideológica y económica.